HISTERIAS
|
Difícilmente podría enumerar las causas por las que hoy se encuentra donde él considera su hogar.
En ocasiones peligró su vida, en ocasiones pensó en abandonar y lanzarse al vacío.
A todos nos llega el momento, a él también le supuso un gran esfuerzo reconocer su enfermedad, engañándose cada día y volviendo a la misma rutina.
Un cartón de vino como única compañía, desaliñado y descuidado en su aseo personal, se adentraba cada día en su mundo.
- Qué estás dispuesto a hacer para recuperarte Federico?
- Estoy dispuesto a entregar mi vida, ya que es lo único que me queda, una mala vida.
Desesperación, es el momento en que nos damos cuenta de que tenemos que alejarnos de el amor de nuestra vida, nuestro compañero, amigo fiel, el que nos provocó sonrisas, lágrimas, enfados y peleas.
No hay profesional que logre hacer desaparecer todos los recuerdos que tiene en la cabeza, cabeza desgastada y carcomida, con las funciones básicas, recordar, recordar, recordar...
Recuerdos de consumo a corta edad, sustituir la limonada por la ginebra no fue buena idea.
Los recuerdo de su inicio como consumidor, no son tan malos, tenía amigos con los que impartía batallas, anécdotas, mentiras, canutos y alcohol.
Es de entender, que aquello no duraría mucho, menos aún al ritmo que desaparecía el poco dinero del que disponía, en el negocio familiar, las cosas empezaron a cambiar, se le cortó la libertad de poder hacer y deshacer a su antojo y su antojo no era otra cosa que su adicción.Su única prioridad en la vida durante un largo tiempo, fue el alcohol.
Todo lo que conseguía, todo, lo invertía en alcohol.
Cada día que pasaba, necesitaba más cantidad, cantidad de alcohol, cantidad de dinero.
Su hogar, ya no era su hogar, era un sitio con gente extraña, que le hacían reproches constantemente.
En su trabajo pasaba exactamente lo mismo.
Pasaba más tiempo en la calle que en cualquier otro sitio, ya no recurría a los bares, la gente lo miraba de una forma que a Federico no le gustaba.
Paso a suministrarse en los pequeños mercados algo alejados de su barrio, siempre con discreción, compraba cuando tenía dinero, lo robaba cuando no lo tenía y su abstinencia podía más que el.
Paso de ser una persona respetada y pudiente a ser un desecho de la sociedad.
Una sociedad que te ofrece la droga más dura, bien vista socialmente, una droga que te lleva a lo más bajo que puede llegar el ser humano y luego una vez jodido, esa misma sociedad te da la espalda.
Fueron años los que pasó bajo el dominio del alcohol.
Al inicio de su aventura, dominado por los efectos del tóxico, el mundo estaba a sus pies.
Como experiencia se podría decir que vivía una vida paralela a la realidad, una vida llena de euforia, excitación y desenfreno.
Se adentro casi sin darse cuenta en el mundo de las drogas, un mundo carente de respeto, carente de humildad, falta de orgullo, disciplina y lógica.
La euforia fue desapareciendo, la excitación y el desenfreno fue sustituido por deterioro, amargura, soledad y obsesión.
Tenía el alcohol en su cabeza, como el que tiene a su gran amor acomodado en su cerebro sin intención de marchar , eso era, el gran amor de Federico.
Ajeno a la vida y en la mayor desesperación jamás imaginada, los robos y peleas fueron constantes, lo único en su mente era el consumo, hacia lo necesario para conseguir, lo que para él era medicina. Rechazado por la sociedad y agotados todos recursos, le llega por imposición el momento de reflexión. Su cabeza se convierte en un ir y venir de pensamientos, rechazos, culpas, arrepentimientos y un sin fin de recuerdos.
Federico se recrea en esos recuerdos, intenta buscar algún recuerdo como apoyo y justificación que le de motivos para iniciar un cambio de vida.
A Federico le llueven las preguntas, cómo empezar, por dónde empezar, cuál sería el primer paso.
Esas son las preguntas que se hacen a diario cientos de personas, no solo los jóvenes, personas adultas con falta de información que les gustaría solucionar sus problemas y que se encuentran solos y desamparados.
Después de varios intentos, su vida se agotaba, por más que intentaba recordar momentos sobrios, no los encontraba.
Toda una vida de consumo. ¿Cómo empezar una vida sin consumo?, Federico no conoce otra vida diferente a la suya.
Un momento difícil para el adolescente que comienza la universidad, un momento de responsabilidad para el joven que se emancipa y abandona la seguridad del hogar familiar y se enfrenta a los retos que debe afrontar.
¿y Federico?, no ha pasado por nada de eso, su vida siempre ha sido el negativo de una película, solo tenía un problema que resolver, sus ganas de consumo. A su edad todo le viene grande, rozando las cinco décadas que lleva a las espaldas, será muy difícil construirse una vida nueva.
Tendrá que buscar nuevas amistades, relacionarse con gente sana le será complicado, todos sus conocidos son adictos.
Vaya problemón.
Olvidar casi cincuenta años de su vida, como se hace eso?
Casi cincuenta años de fracaso, es difícil de aceptar, más de media vida dedicada a la autodestrucción y basta un solo segundo de lucidez en tu cerebro, para darte cuenta de que algo no va bien, algo está pasando en tu cabeza que no eres capaz de controlar.
Piensas hacer algo, Federico?.
Es cuestión de rendirte, reconocer que estás enfermo, estás jodidamente enfermo. Como si no, te explicas todo lo que está pasando, como justificas los desastres provocados por tu incapacidad de poner solución a tus problemas.
Se tarda un mundo en reaccionar, cada segundo que tardas en decidirte, es un segundo de vida que estás desperdiciando. Da el primer paso Federico, jamás te arrepentirás.Ahora lo llaman Fede, el jefe, el profeta, el puto amo.
El hombre que salió de los escombros para abrazar a la vida y no soltarla, para aconsejar a los que quieren ser aconsejados, para destruir pasados y construir futuros.
Acepta de buen grado su condición de paranoide, le mantiene en imaginario contacto con quienes fueron sus instructores, en perfecta armonía, controlado por sus creadores de sueños.
Cada noche hace repaso mental de lo acontecido en el día, algo que le enseñaron y lo sigue manteniendo como rutina.
A pesar de su deterioro físico, se siente el hombre más sano del mundo, eso sin contar con su desgaste mental, introducirse en la piel de otro cada día, es agotador, vaya si lo es.
Sentir como el otro siente, amar como el otro ama, odiar como el otro odia, el reflejo diario de su vida contada por otros.
Posiblemente no entiendas nada de lo que estoy relatando, quizá para la sociedad, el Gran Fede solo sea un personaje más, sin pena ni gloria, pero para muchos, es un ejemplo a seguir.
Les habla de su pasado, les habla de su presente, de todo lo que le enseñó la calle y lo tarde que se dio cuenta de lo que le estaba pasando.
Le escuchan con atención, sin perder detalle, cada palabra de Fede es un símbolo de coraje y sabiduría, sabiduría que les va curtiendo y les va enseñando el camino correcto de la vida.
Piensa en ello y prefiere olvidar, ahora toca el presente y las muchas vidas que, ahora sí están en juego y puede hacer algo por ellas.
Día tras día, pasea por las mismas calles en que, en una vida anterior, fueron calles tristes y amargas.
Para Fede, la vida sigue siendo amarga, no siente que se haya solucionado el problema, si el suyo en particular, pero no el problema social que invade las mismas calles de siempre.
Estos que ve Fede en las calles hoy, seguirán estando en las calles los días en que las familias estén disfrutando del calor de un hogar repleto de manjares que no serán capaces de terminar.
Las calles siguen siendo frías y solitarias, a la vez que solidarias, entre ellos comparten lo que tienen, el alcohol les ayuda no solo a olvidar, si no también a calentar sus cuerpos escuálidos del frío viento de la noche, larga noche…
amc
Fin del capitulo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario