“¡Eh muchacho, ¿Dónde vas?!” Aquel joven hizo caso omiso a mi pregunta. Intenté acercarme a él, pero mis pasos no respondían, por más que intentaba acelerar la marcha, la distancia entre nosotros era la misma. “Muchacho, ¿No me oyes? ¿Necesitas ayuda?”
Cuanto más le gritaba más me recuerda a mi. Intenté ir más deprisa y caí al vacío. Floté en la nada, no sentí caer, la gravedad desapareció al instante y traspasé la barrera de lo irreal. Llegué al final de una manera brusca y caí junto al tiempo que ahí seguía, descansado.
“¿Qué ha pasado?” Le pregunté. Seguramente él sabría la respuesta por su eterna sabiduría. En vez de eso me formuló otra pregunta. -”¿Encontraste lo que buscabas?”- “No” Contesté a regañadientes. “No lo encontré, ha sido una pérdida de tiempo”- El tiempo dejó ver una sonrisa, algo que me produjo más rabia y frustración. Me di cuenta de que sin él, no podría seguir mi camino.
“No llegarás antes a tu objetivo por más deprisa que quieras ir, yo soy quien rige los momentos, por algo soy el tiempo y por eso mismo debes respetarme. Cuando digo que has de tomar un respiro es porque así lo decide el tiempo”
“Lección aprendida, tu ganas” Contesté de mala gana - “Pero, ¿Qué ha pasado?” Volví a mi pregunta inicial que no fue contestada.
“Hay dos cosas que deben ir siempre de la mano, el tiempo y el destino. Simplemente no escogiste el camino correcto y volviste al pasado. Sin mi no eres nadie amigo, sin tiempo no hay destino y siempre volverás atrás, tómate tu tiempo y llegarás a tu destino”
amc
No hay comentarios:
Publicar un comentario