Las Malas Costumbres
Quiero cambiar el mundo, de haberlo sabido, ahora sería científico para crear una vacuna que acabara con el mal, con todo mal.
La mala gente, el mal de amores, la mala follá, los mil males y los malos augurios.
Las malas costumbres, los malos hábitos, la mala leche y el mal sabor de boca que deja una mala pasada. El mal humor, las malas hierbas, que solo quede el feo y el bueno, que la mala pata no me venga y que no parezca siempre el malo de la película.
Que nunca haya un mal día ni una mala racha, que se mueran los malos y no los feos, que un mal de ojo sea un simple orzuelo, que nunca tengas mala espina.
Que no haya un mal que por bien no venga y que nunca venga el mal a mis ojos y que la mala suerte no me acompañe.
El ser humano es bueno por naturaleza, es la propia sociedad la que lo corrompe, en psicología se ha resumido el carácter de la maldad humana en nueve rasgos que han denominado el “Factor oscuro de la personalidad” o “Factor D” Estos rasgos “Maximizan el interés individual” sin tener en cuenta su utilidad ni el daño que pueda ejercer sobre otras personas.
Egoísmo. Preocupación excesiva por el beneficio de uno mismo
Maquiavelismo. Actitud manipuladora e insensible hacia los demás (El fin justifica los medios)
Narcisismo. Auto-admiración excesiva, sentimiento de superioridad y necesidad de atraer la atención de los demás
Psicopatía. Falta de empatía y autocontrol a lo que se une la impulsividad
Sadismo. Deseo de infligir daño ya sea físico o mental a terceros por placer
Creencia persistente en que uno es mejor que los demás y por tanto merece ser tratado mejor (Derecho Psicológico)
Interés propio. Deseo de promover y destacar el propio estatus social
Rencor. Destructividad y disposición a causar violencia o daños a otros incluso a costa de infligir daño a uno mismo.
El abanico que disponemos del mal interpretado por la filosofía es muy amplio, según Tomás de Aquino, el mal es el no-ser ya que por defecto todo ser es bueno, según Descartes, el mal no es nada real si no una privación, la privación del bien entendemos. Cada filósofo tiene una interpretación personal sobre el mal aunque todos aciertan en que el mal no es natural en el ser humano, más bien algo externo.
Bajo mi punto de vista, el mayor mal es el de la avaricia en todos sus campos, económico, de poder, sentimental… La avaricia lo destruye todo.
Principalmente la avaricia aparece con la envidia, el querer lo que otros tienen incluso más, querer estar siempre por encima de los demás sin importarnos las consecuencias.
La mejor cura del mal es la humildad, conseguir una vida plena sin maldad nos hace más humildes o viceversa.
Ernest Becker, famoso antropólogo por la creación de “La ciencia del mal” Becker llega a la conclusión de que el carácter de una persona se forma en un proceso de negación a su mortalidad y esta armadura que se forma impide el conocimiento de uno mismo. Gran parte del mal en el mundo, según él, es consecuencia de la necesidad de negar la muerte.
En muchas religiones se representa el concepto de mal en la personificación de un ser o entidad maligna, a veces personificado con diversos nombres: Satanás o Lucifer, Iblís, Ahrimán, Mara, Angra Mainyu, Qlifot, Kroni... En el Cristianismo, ya en la creación del hombre, Dios ya diferencia entre el bien y el mal a la hora de condicionar a Adan y Eva que frutos del paraíso pueden o no comer y el castigo por elegir “mal” la fruta prohibida.
El Budismo cree más bien en el principio del Karma y que el sufrimiento es la consecuencia inevitable de afectos Klesa que impiden la liberación o nirvana, principalmente tres: la ignorancia, la aversión o ira y la avidez o deseo (conocidas entre los budistas como los tres venenos). Porque el concepto de mal de la ética budista es consecuencialista en la naturaleza y no se funda en deberes para con una divinidad.
Empecemos por arrancar las malas hierbas de nuestro interior y abonar las flores y plantas para poder recoger una buena cosecha el día de mañana.
amc
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