CAMINO A LA CORDURA
La playa en noviembre, oleaje surfero sin surfistas, arena vacía de bañistas y repleta de almas disfrutando de la soledad que ofrece la temporada baja de turismo.
Es increíble la paz que transmiten, no hay nada que interrumpa su diálogo, diálogo reposado y lleno de mensajes constructivos. Aquí nadie deja de ser nadie y pasa a ser todos.
Charlas inacabables sobre la vida, aquella que un día perdieron, aquella que un día vivieron. Hablan de lo equivocados que estaban y lo arrepentidos de no haber sabido disfrutar de cada minuto, cada instante, cada dolor, añoran el dolor, añoran el tiempo, ahora se permiten perderlo ya que su tiempo es infinito, tienen tiempo de pensar, recapacitar, valorar y tomar la decisión correcta en caso de tomarla.
¿Qué haces por aquí amigo? ¿Te has perdido? me preguntó Carlos, un alma arrepentida de su pasado que intenta encontrar la forma de volver a la vida.
No, no me he perdido, vengo por aquí cada año para desconectar de la vida y de esa manera poder enfrentarme a ella un año más.
¿Cómo lo haces? dijo Carlos, ¿Cómo puedes regresar a la vida? Quiero volver, dejé cosas importantes por terminar, deje a una familia sin amar, unos hijos que no atendí, una viuda desconsolada que no supe valorar, una madre que me dio todo y no supe cuidar.
Eres novato Carlos. Le dije. Debes aprender de tus compañeras a entender cual es tu propósito ahora, debes aprender cuál es tu objetivo en este, tu nuevo mundo, presta atención a sus enseñanzas y entenderás que ahora eres más valioso aquí que en vida.
No te creo, mortal, no creo que aquí pueda recuperar todo lo que no hice en vida, dejé mucho por hacer.
No Carlos, solo deseas volver a la vida para satisfacer tus egos, no piensas en los demás, solo piensas en satisfacer tus deseos, siempre a sido así, nunca miraste por los demás cuando pudiste hacerlo, ¿Qué te hace pensar que ahora iba a ser diferente? piensa en porqué estás aquí y lo que puedes hacer ahora aquí.
No le estaba dando una lección a Carlos, ese Alma novata, me la estaba dando a mi mismo, cada año recuerdo la lección para tenerla muy presente. Algo que aprendo en las playas de noviembre es a tener humildad y recordarme que en todos los aspectos de la vida y la muerte, siempre hay un principio y un fin y que los novatos existen en todos los campos, incluso en el campo santo.
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