jueves, 16 de enero de 2020

CAMINO A LA CORDURA XIX



 CAMINO A LA CORDURA XIX






Esta frase de Cristina Benito, nos pone en la pista sobre uno de los principales problemas que nos genera estrés, ansiedad e incluso fobias.
El dejar tareas sin terminar o pendientes de realizar, provoca que nuestro cerebro acumule más información de la precisa, provocando así menos concentración en lo que estamos haciendo. 
A la hora de realizar un buen trabajo, empezaremos a priorizar los asuntos pendientes a gestionar, hacemos una lista de tareas empezando por lo más urgente, en ocasiones tenemos asuntos importantes y no por ello ser urgentes.  Tendremos que aprender a identificar lo urgente a lo importante.
Como también apunta Benito,  "el tiempo es la divisa más importante, porque es la única que no podemos recuperar”  de esta manera, teniendo los objetivos principales identificados, no perderemos el tiempo en ocuparnos de asuntos que no son prioridad y dedicarnos solo y exclusivamente a eso que realmente importa. 
Una vez zanjada la tarea pasaremos a la siguiente en la lista y así sucesivamente, sin acumular en nuestra cabeza más información de la necesaria, lo que nos llevaría a una pérdida de tiempo innecesaria y un desgaste de energía que nos llevaría al agotamiento, produciendo estrés y ansiedad con un extra de dejadez y falta de bienestar.


El estrés está haciendo mucho daño. Por no hablar de las 3.700 personas al año que se suicidan en España, 10 al día, una cada poco más de dos horas y media.  Puede haber detrás una patología psiquiátrica, pero el estrés emocional muchas veces lleva a tomar la decisión drástica de quitarse la vida. El estrés puede matar, tanto indirectamente al agravar enfermedades como directamente a través del suicidio.
 Por otra parte, se estima que alrededor del 19% de las personas, sobre todo mujeres, han padecido en algún momento de su vida ansiedad.    
La ansiedad se desencadena por muchas razones. Por ejemplo, algunas experiencias vitales, que no tienen por qué ser malas o negativas sino que es suficiente con que sean grandes cambios, como un trabajo nuevo o una ruptura sentimental, pueden generar un episodio de ansiedad. En otras ocasiones, algunas situaciones muy amenazantes, como un accidente de tráfico, la provocan y después permanecen meses e incluso años después del suceso.
En un extremo, vivimos en continuo estrés y ansiedad, un mundo materialista en el que valoramos más unas zapatillas de marca o un teléfono de última generación que nuestra propia salud.
En el otro extremo, el que se conforma de nada pero protesta por todo, esperando que su futuro se resuelva a base de ayudas sociales sin aportar nada a la sociedad, que odia el capitalismo cuando es este su único sustento, odia al empresario sin pensar que son sus impuestos los le pagan sus caprichos y necesidades.
Tanto un extremo como el otro, son causantes de estrés y ansiedad.
Solo el que vive el día a día sin necesidad de depender de terceros para sentirse bien, el que se valora a si mismo como persona, no como competidor de envidias, el que en su interior guarda paz y seguridad, vivirá sin ningún tipo de estrés y ansiedad. 


EL PASO MÁS LARGO DE MI VIDA
Una cabeza “loca”, perdida, sin rastro de argumentos, sin iniciativa.
Tras muchos años de consumo, uno se acostumbra a pasar desapercibido por la vida. Si se puede llamar vida. Eso sí, una vida que no elegí, una vida que me llegó como llega la vejez, sin uno darse cuenta. Te lo recuerdan la fatiga y la artrosis, los descuidos y recuerdos, la farmacia y el urólogo, la viagra y la buena educación de los niños de clase bien que, sin conocerte dan por hecho tu edad al tratarte de “Usted”. Así llegué a pasar desapercibido por la vida, al tiempo que mi vejez. Mientras tanto, el resto crece, el resto crea y destruye, hace y deshace, vive y revive, odia y ama, sufre y ríe, inventa y plagia… al fin y al cabo, vive.  De eso trata la vida, de experimentar, de sentir, de compartir, de ilusiones y desilusiones.
Mucho tiempo fué sin nada de eso, sin nada de nada, pasar de la sala de billar al hogar del pensionista, sin haber notado el cambio de la vida.
Un paso muy largo, un paso acelerado.
amc

 
 








  
 

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