sábado, 26 de octubre de 2019



CAMINO A LA CORDURA XI




                                                POR UN PITILLO


En mi camino a la cordura , el que sigo pateando día a día, encontré sabiduría en los lugares más asombrosos  de los que puedas imaginar.
Lugares en los que nadie pensaría hallar alguno de los cinco sentidos del ser humano, menos aún cordura. 
Quizá sea contradictorio pero donde más cordura encontré fue en un alto en mi camino. Un parón obligado, un retiro puntual de la sociedad.  Los que fueron compañeros de viaje en aquel obligado parón, llegaron a ser los más fieles amigos que jamás imagine. Amigos de obligado olvido, sin dirección ni teléfono, obligado olvido del que jamás olvidaré. 
 
En mi estancia en las instalaciones psiquiátricas, fueron lo único a lo que podía aferrarme, con un simple pitillo me gané su confianza cada día, cada día un pitillo, veinticuatro horas de confianza. 
Comprendí infinidad de sentimientos que no están registrados por un cerebro cuerdo, amor multiplicado por mil, miedo multiplicado por cien, todos los sentimientos que posee el ser humano más una ventaja, la facilidad de compartirlos con tus allegados. En ese parón los únicos allegados fueron los compañeros de sueños que sin más ropa que un desgastado pijama azulado, compartimos hasta el último sentimiento. 
Conectados como una red informática, cada noche sentía los aullidos de la habitación 102 cama B, aquel que cada noche lloraba la ausencia de su madre. Conectaba incluso con la 213 cama B, al otro extremo de la planta superior, el cual añoraba a sus hijas, cada conexión obtenía una respuesta, una respuesta sincera, un pitillo mañanero que intercambia en la fila de medicación, en el recuento diario de cortos pasos de zapatillas de chancla, recogiendo el pequeño vaso de plástico repleto de golosinas de colores.
Treinta años encerrado me dijo que llevaba, treinta años compartiendo aullidos cada noche, Justo, se fumaba todos los pitillos del mundo, no rechazaba una calada sin mirar de quien viniese. Recuerdo su enorme nariz, encallada y colorada de tanto acercar la llama del mechero al pitillo.
El gran Justo, ese hombre que se pasó su vida en un psiquiátrico, no sabe siquiera el motivo por el que se encuentra aquí, dudo que los médicos lo sepan, en treinta años habrá pasado por varios “comecocos” como él los llamaba.
Sin más esperanza a que una píldora le haga dormir sin recuerdos de su madre, pasa los días recorriendo los largos pasillos de la unidad.
Podría hablar de cada uno de ellos y no terminaría jamás.
Cada uno me enseñó una vida, cada uno me hizo ver una realidad, vidas ajenas a lo racional. Sentimientos irracionales.
                                                 Un sentimiento por pitillo.


amc        

      

                 AMOR  DURO


amc. Diana.(la que provocó la inspiración)
 La familia a ojos de un adicto.
El adicto a ojos de la familia.
La familia y el adicto a ojos de la enfermedad.
amc
Es difícil para la familia de una persona adicta (coadictos), tomar las decisiones acertadas en el momento adecuado. 
La coadicción hay que tratarla al igual que se trata la adicción, como se suele decir, no hay una persona enferma en la familia, hay una familia enferma.
 Por ello es tan importante abordar con la familia las diferentes pautas a seguir para una recuperación satisfactoria. 
El camino más adecuado para un tratamiento de desintoxicación, deshabituación y reinserción del adicto es siempre su ingreso en un centro especializado en ello.
Pocos son los adictos que realizan un ingreso forzoso y terminan el tratamiento, de ahí el primer paso de conciencia de enfermedad, no solo en el adicto, también lo tiene que tener muy claro la familia. 
Conciencia de que la adicción es una enfermedad crónica y letal.
 El ingreso del adicto, nos permite trabajar a fondo sus debilidades al tiempo que realiza un trabajo personal en el que el adicto se encuentra consigo mismo sin interferencias exteriores que le desvíen de su propósito.
Trabajará muchos aspectos de su vida, desde la niñez hasta sus inicios de consumo, su situación actual, sus debilidades y sus fortalezas, desechar lo negativo y multiplicar lo positivo.
El proceso de recuperación es muy engañoso, hay que tener muy presente de que la enfermedad es manipuladora, deshonesta, ladrona y va a hacer todo lo posible por ganar la batalla.
La primera y segunda semana de recuperación es un periodo en el que el adicto percibe un gran cambio tanto físico como mental, le aborda el sentimiento de fortaleza que en realidad es solo el inicio.
Es en ese momento cuando se encuentra confiado en que su proceso ha terminado e intenta convencer a todos de su mejoría y su control sobre la enfermedad y no se da cuenta de que es su enfermedad la que está realizando ese trabajo de falsa recuperación.
Pensará que ya está preparado para volver a su rutina diaria y no se da cuenta de que su rutina diaria era el consumo.  
Hay que enseñarle nuevos hábitos,  nuevos entornos , en definitiva un nuevo estilo de vida.
Los primeros contactos con la familia deben ser especiales, procurar por parte de la familia no transmitir preocupación, no hablar de temas económicos, problemas externos, de trabajo y sobre todo no echar en cara nada de su pasado. El adicto está realizando el trabajo de su vida y quiere poner fin a ese periodo de sufrimiento. 
Si la salida es pautada para comer en familia, no pongáis en riesgo su tratamiento, la mejor herramienta es la evitación.
Evitar toda aquella situación que pueda crear estímulos y situaciones de riesgo, evitar grandes superficies en la que haya gran concentración de gente, evitar las cafeterías y bares, el sitio que elijáis para comer, que sea un sitio tranquilo y sin exposición al tóxico. En las primeras pautas de visita todavía está muy vulnerable.
Se encontrará fuerte y restará importancia a cualquier situación de riesgo.    Vuestro trabajo es dejaros llevar por los consejos del equipo terapéutico. 
Recordar que la evitación es la mejor herramienta para el adicto. 
   Al igual que el adicto, la familia tiene que aprender a decir NO.

 La familia a ojos del adicto.
El adicto tiende a manipular y encuentra su mayor recurso en la familia, no tendrá escrúpulos a la hora de mentir, engañar incluso robar. Llegara a cualquier extremo para conseguir su propósito, y su propósito será siempre consumir.  En el momento en que la familia deja de facilitar el consumo, el adicto convertirá a su familia en su mayor enemigo, la verá como las personas que no lo apoyan y quieren destruirlo, aun así, utilizara la estrategia del victimismo, hará sentir mal a la familia que incluso dudará si está haciendo lo correcto. Todo esto lo hará con un único fin, el consumo.
Para el adicto, la familia es la marioneta que maneja a su antojo para lograr su propósito.  En momentos de Craving no le importará el daño que pueda causar para lograr aliviar el malestar. Ofrécele cariño, nunca dinero.
El adicto a ojos de la familia.
El gran problema que acarrea tener un enfermo adicto en la familia solo lo saben ellos, solo lo padecen ellos.
Por mucho que te cuenten y por mucho que empatices, nunca entenderás su sufrimiento si no has pasado por ello. Solo ellos han vivido en sus carnes las amenazas, los engaños, las manipulaciones y los robos. Aun así, pocos son los que les abandonan, pocos son los que tiran la toalla.
Por eso es tan necesario que acompañen a su familiar enfermo en este largo proceso y entiendan la complejidad de la recuperación. 
Es cierto que la solución es bien sencilla si escuchamos a familias desesperadas decir  que lo único que piden es que no consuma, que simple ¿verdad? Para ellos es algo que no llegan a entender, que sigan haciendo algo por propia voluntad que les está llevando a la muerte.
El familiar debe estar involucrado en el tratamiento para llegar a comprender el por qué no pueden dejar de hacerlo sin ayuda.
Llega la hora de darlos a entender que muchas de las cosas que hacen, no benefician en absoluto al enfermo adicto. 
Llega el momento del AMOR DURO
 
Llega el momento de poner límites al comportamiento del adicto, es duro y doloroso, pero llega el momento del ultimátum y no dejarlo en una simple amenaza, llega el momento de cumplir ese ultimátum y cerrar la puerta al adicto. En muchas ocasiones, es la única salida que le queda a la familia.
El ultimátum empieza por poner una serie de normas básicas de convivencia, nada que no esté al alcance de cualquiera, cumplir dichas normas serán las exigencias de la familia para compartir el mismo techo, de no ser así, el adicto deberá abandonar no solo la casa, también prescindirá de todo apoyo familiar.  En definitiva, dejarle a su suerte.  
Es más fácil reconocer que necesita ayuda cuando toca fondo, y la única manera de llegar a ese extremo es perdiendo todo, ya no pierde solo los recursos para el consumo, pierde también el apoyo, el cariño, la confianza, el amor. Lo material en ese momento para el adicto es secundario, lo que más echará en falta será la seguridad familiar. La familia tiene que estar psicológicamente preparada para dar ese paso, ya que como dije antes, es la única salida. 
 
La familia y el adicto a ojos de la enfermedad.
Aún recuerdo en mi proceso de recuperación, lo que me dijo mi terapeuta.
.-”La adicción es una enfermedad viva, con sus propias armas, con sus propias estrategias, seguirá viva mientras tú vivas, estará siempre alerta, más alerta que tú, y cuando creas que se ha olvidado de ti, te ganará la partida”.-
 La adicción ciertamente es una enfermedad crónica, lo cual significa que nos acompañará hasta la muerte, a nosotros, los adictos, y a la familia.
Siempre estará alerta para aprovechar cualquier desliz tanto del enfermo como de la familia para hacer acto de presencia.  El exceso de confianza nos lleva a cometer errores de los que se beneficiará la enfermedad. 
Jugará con los sentimientos, de unos y de otros, urgara en las heridas para provocar conflictos que ella utilizará a su favor, busca tu deterioro mental para controlar tus impulsos, hará que veas a la familia como tu peor enemigo. Intentará llamar tu atencion para que la veas como la única salida. 
Es necesario aprender a identificar todas esas situaciones, en ese caso, saltaran las alarmas y sabremos reaccionar a tiempo y evitar una recaída.


amc     


     





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