martes, 29 de octubre de 2019

CAMINO A LA CORDURA XII


   Algo que me llena de satisfacción es comprobar como se va contagiando la maravillosa experiencia de poder trasmitir los sentimientos en escritura. 
Cada día son mas los aficionados a la escritura, algo que se trasmite de compañero a compañero y cada día recibo mas escritos para, si les doy el visto bueno, poder publicarlos y compartir con vosotros.

Desde luego no deshecho ninguno, todos tienen un pedazo de humanidad, no hay maldad en ellos, solo vivencias y sentimientos. Algunos te llenaran el alma, otros te tocaran la fibra y otros te harán soltar alguna que otra lagrimilla, es una de las mejores maneras de conocer a la persona que, de forma anónima para muchos, comparte su corazón con quien quiera aceptarlo. 

En esta ocasión, comparto un escrito de alguien del que personalmente me siento muy orgulloso, aunque, por su edad y condición, todavía le queda un largo camino, siento que no me defraudará. En su día aposté por el y por mi experiencia, sabia que tenia ante mi un caso complicado pero por su edad sabia que su rebeldía seria pasajera y su nobleza juega mucho a su favor.
 
Como no, agradecer el buen hacer de su familia que fue y está siendo leal a las instrucciones del equipo. Siempre lo digo, este proceso es muy duro, tanto para el adicto como para la familia.

amc

SILENCIO

Cuantos años preso del ruido, del ruido de mis pensamientos, del dolor que habitaba en lo mas profundo de mi, preso de sustancias, de personas vagando por lugares donde no existe el respeto ni dignidad.



Perdí los valores, los valores que nos hacen personas, perdí la fe en mi, la fe en esta vida, en este mundo.

Ahora he conseguido estar libre de las sustancias, vuelvo a tener fe en mi, he recuperado los valores que nos hacen humanos, que nos hacen ser lo que somos, he vuelto a tener fe en mi. Y en cuanto a los pensamientos, no se si sigo preso, solo se que ahora, hay veces que consigo Silencio.

Jorge Aguilera.  27/10/19.


MI SILENCIO

Esto me hizo reflexionar sobre el silencio, el silencio absoluto se llama muerte.
Investigue un poco y no tarde mucho en darme cuenta que no soy el único con esa hipótesis.  Al parecer ya investigaban en ello antes de mi nacimiento...
 
   "Cage visitó la cámara anecoica de la Universidad de Harvard en 1951 esperando escuchar el silencio (aunque siga sonando a contrariedad). ¿Y qué escuchó? Según reportó el periodista Donald Jordan, Cage determinó que la única manera de no percibir sonidos es, literalmente, la muerte, habiendo oído los sonidos que el propio cuerpo produce"
 "Tras entrar a una cámara anecóica, John Cage determinó que la única manera de no percibir sonidos es, literalmente, la muerte."
 


Mas que silencio, lo llamaría PAZ. Así no entraremos en la mala interpretación entre ciencia y espiritualidad.

  Bien es cierto que no hay mayor silencio que la soledad.
Para muchos la soledad es sinónimo de tristeza, de abandono.
Al igual que con el silencio, tampoco existe la soledad absoluta.
La soledad es un corto periodo de la vida que tendrás que aprovechar al máximo. La soledad es un lujo, un privilegio al alcance de todos pero que muy pocos saben disfrutar.
Una vez aprendas a disfrutar de ti mismo, de la soledad, quizá, solo quizá, hayas encontrado el secreto de la vida.

amc












      

sábado, 26 de octubre de 2019



CAMINO A LA CORDURA XI




                                                POR UN PITILLO


En mi camino a la cordura , el que sigo pateando día a día, encontré sabiduría en los lugares más asombrosos  de los que puedas imaginar.
Lugares en los que nadie pensaría hallar alguno de los cinco sentidos del ser humano, menos aún cordura. 
Quizá sea contradictorio pero donde más cordura encontré fue en un alto en mi camino. Un parón obligado, un retiro puntual de la sociedad.  Los que fueron compañeros de viaje en aquel obligado parón, llegaron a ser los más fieles amigos que jamás imagine. Amigos de obligado olvido, sin dirección ni teléfono, obligado olvido del que jamás olvidaré. 
 
En mi estancia en las instalaciones psiquiátricas, fueron lo único a lo que podía aferrarme, con un simple pitillo me gané su confianza cada día, cada día un pitillo, veinticuatro horas de confianza. 
Comprendí infinidad de sentimientos que no están registrados por un cerebro cuerdo, amor multiplicado por mil, miedo multiplicado por cien, todos los sentimientos que posee el ser humano más una ventaja, la facilidad de compartirlos con tus allegados. En ese parón los únicos allegados fueron los compañeros de sueños que sin más ropa que un desgastado pijama azulado, compartimos hasta el último sentimiento. 
Conectados como una red informática, cada noche sentía los aullidos de la habitación 102 cama B, aquel que cada noche lloraba la ausencia de su madre. Conectaba incluso con la 213 cama B, al otro extremo de la planta superior, el cual añoraba a sus hijas, cada conexión obtenía una respuesta, una respuesta sincera, un pitillo mañanero que intercambia en la fila de medicación, en el recuento diario de cortos pasos de zapatillas de chancla, recogiendo el pequeño vaso de plástico repleto de golosinas de colores.
Treinta años encerrado me dijo que llevaba, treinta años compartiendo aullidos cada noche, Justo, se fumaba todos los pitillos del mundo, no rechazaba una calada sin mirar de quien viniese. Recuerdo su enorme nariz, encallada y colorada de tanto acercar la llama del mechero al pitillo.
El gran Justo, ese hombre que se pasó su vida en un psiquiátrico, no sabe siquiera el motivo por el que se encuentra aquí, dudo que los médicos lo sepan, en treinta años habrá pasado por varios “comecocos” como él los llamaba.
Sin más esperanza a que una píldora le haga dormir sin recuerdos de su madre, pasa los días recorriendo los largos pasillos de la unidad.
Podría hablar de cada uno de ellos y no terminaría jamás.
Cada uno me enseñó una vida, cada uno me hizo ver una realidad, vidas ajenas a lo racional. Sentimientos irracionales.
                                                 Un sentimiento por pitillo.


amc        

      

                 AMOR  DURO


amc. Diana.(la que provocó la inspiración)
 La familia a ojos de un adicto.
El adicto a ojos de la familia.
La familia y el adicto a ojos de la enfermedad.
amc
Es difícil para la familia de una persona adicta (coadictos), tomar las decisiones acertadas en el momento adecuado. 
La coadicción hay que tratarla al igual que se trata la adicción, como se suele decir, no hay una persona enferma en la familia, hay una familia enferma.
 Por ello es tan importante abordar con la familia las diferentes pautas a seguir para una recuperación satisfactoria. 
El camino más adecuado para un tratamiento de desintoxicación, deshabituación y reinserción del adicto es siempre su ingreso en un centro especializado en ello.
Pocos son los adictos que realizan un ingreso forzoso y terminan el tratamiento, de ahí el primer paso de conciencia de enfermedad, no solo en el adicto, también lo tiene que tener muy claro la familia. 
Conciencia de que la adicción es una enfermedad crónica y letal.
 El ingreso del adicto, nos permite trabajar a fondo sus debilidades al tiempo que realiza un trabajo personal en el que el adicto se encuentra consigo mismo sin interferencias exteriores que le desvíen de su propósito.
Trabajará muchos aspectos de su vida, desde la niñez hasta sus inicios de consumo, su situación actual, sus debilidades y sus fortalezas, desechar lo negativo y multiplicar lo positivo.
El proceso de recuperación es muy engañoso, hay que tener muy presente de que la enfermedad es manipuladora, deshonesta, ladrona y va a hacer todo lo posible por ganar la batalla.
La primera y segunda semana de recuperación es un periodo en el que el adicto percibe un gran cambio tanto físico como mental, le aborda el sentimiento de fortaleza que en realidad es solo el inicio.
Es en ese momento cuando se encuentra confiado en que su proceso ha terminado e intenta convencer a todos de su mejoría y su control sobre la enfermedad y no se da cuenta de que es su enfermedad la que está realizando ese trabajo de falsa recuperación.
Pensará que ya está preparado para volver a su rutina diaria y no se da cuenta de que su rutina diaria era el consumo.  
Hay que enseñarle nuevos hábitos,  nuevos entornos , en definitiva un nuevo estilo de vida.
Los primeros contactos con la familia deben ser especiales, procurar por parte de la familia no transmitir preocupación, no hablar de temas económicos, problemas externos, de trabajo y sobre todo no echar en cara nada de su pasado. El adicto está realizando el trabajo de su vida y quiere poner fin a ese periodo de sufrimiento. 
Si la salida es pautada para comer en familia, no pongáis en riesgo su tratamiento, la mejor herramienta es la evitación.
Evitar toda aquella situación que pueda crear estímulos y situaciones de riesgo, evitar grandes superficies en la que haya gran concentración de gente, evitar las cafeterías y bares, el sitio que elijáis para comer, que sea un sitio tranquilo y sin exposición al tóxico. En las primeras pautas de visita todavía está muy vulnerable.
Se encontrará fuerte y restará importancia a cualquier situación de riesgo.    Vuestro trabajo es dejaros llevar por los consejos del equipo terapéutico. 
Recordar que la evitación es la mejor herramienta para el adicto. 
   Al igual que el adicto, la familia tiene que aprender a decir NO.

 La familia a ojos del adicto.
El adicto tiende a manipular y encuentra su mayor recurso en la familia, no tendrá escrúpulos a la hora de mentir, engañar incluso robar. Llegara a cualquier extremo para conseguir su propósito, y su propósito será siempre consumir.  En el momento en que la familia deja de facilitar el consumo, el adicto convertirá a su familia en su mayor enemigo, la verá como las personas que no lo apoyan y quieren destruirlo, aun así, utilizara la estrategia del victimismo, hará sentir mal a la familia que incluso dudará si está haciendo lo correcto. Todo esto lo hará con un único fin, el consumo.
Para el adicto, la familia es la marioneta que maneja a su antojo para lograr su propósito.  En momentos de Craving no le importará el daño que pueda causar para lograr aliviar el malestar. Ofrécele cariño, nunca dinero.
El adicto a ojos de la familia.
El gran problema que acarrea tener un enfermo adicto en la familia solo lo saben ellos, solo lo padecen ellos.
Por mucho que te cuenten y por mucho que empatices, nunca entenderás su sufrimiento si no has pasado por ello. Solo ellos han vivido en sus carnes las amenazas, los engaños, las manipulaciones y los robos. Aun así, pocos son los que les abandonan, pocos son los que tiran la toalla.
Por eso es tan necesario que acompañen a su familiar enfermo en este largo proceso y entiendan la complejidad de la recuperación. 
Es cierto que la solución es bien sencilla si escuchamos a familias desesperadas decir  que lo único que piden es que no consuma, que simple ¿verdad? Para ellos es algo que no llegan a entender, que sigan haciendo algo por propia voluntad que les está llevando a la muerte.
El familiar debe estar involucrado en el tratamiento para llegar a comprender el por qué no pueden dejar de hacerlo sin ayuda.
Llega la hora de darlos a entender que muchas de las cosas que hacen, no benefician en absoluto al enfermo adicto. 
Llega el momento del AMOR DURO
 
Llega el momento de poner límites al comportamiento del adicto, es duro y doloroso, pero llega el momento del ultimátum y no dejarlo en una simple amenaza, llega el momento de cumplir ese ultimátum y cerrar la puerta al adicto. En muchas ocasiones, es la única salida que le queda a la familia.
El ultimátum empieza por poner una serie de normas básicas de convivencia, nada que no esté al alcance de cualquiera, cumplir dichas normas serán las exigencias de la familia para compartir el mismo techo, de no ser así, el adicto deberá abandonar no solo la casa, también prescindirá de todo apoyo familiar.  En definitiva, dejarle a su suerte.  
Es más fácil reconocer que necesita ayuda cuando toca fondo, y la única manera de llegar a ese extremo es perdiendo todo, ya no pierde solo los recursos para el consumo, pierde también el apoyo, el cariño, la confianza, el amor. Lo material en ese momento para el adicto es secundario, lo que más echará en falta será la seguridad familiar. La familia tiene que estar psicológicamente preparada para dar ese paso, ya que como dije antes, es la única salida. 
 
La familia y el adicto a ojos de la enfermedad.
Aún recuerdo en mi proceso de recuperación, lo que me dijo mi terapeuta.
.-”La adicción es una enfermedad viva, con sus propias armas, con sus propias estrategias, seguirá viva mientras tú vivas, estará siempre alerta, más alerta que tú, y cuando creas que se ha olvidado de ti, te ganará la partida”.-
 La adicción ciertamente es una enfermedad crónica, lo cual significa que nos acompañará hasta la muerte, a nosotros, los adictos, y a la familia.
Siempre estará alerta para aprovechar cualquier desliz tanto del enfermo como de la familia para hacer acto de presencia.  El exceso de confianza nos lleva a cometer errores de los que se beneficiará la enfermedad. 
Jugará con los sentimientos, de unos y de otros, urgara en las heridas para provocar conflictos que ella utilizará a su favor, busca tu deterioro mental para controlar tus impulsos, hará que veas a la familia como tu peor enemigo. Intentará llamar tu atencion para que la veas como la única salida. 
Es necesario aprender a identificar todas esas situaciones, en ese caso, saltaran las alarmas y sabremos reaccionar a tiempo y evitar una recaída.


amc     


     





viernes, 18 de octubre de 2019

CAMINO A LA CORDURA X


MANIPULACIÓN
 Utilizamos la manipulación continuamente para conseguir nuestros propósitos, ya sean económicos, emocionales, laborales, sociales…
El ser humano es manipulador por defecto. Nuestro concepto de vida, nuestras ideas y pensamientos serán siempre los correctos y daremos paso a la manipulación para convencer a los demás de que tienen que pensar y actuar como dicta nuestro cerebro. 
De ahí, se pueden sacar muchas teorías que contradicen la ciencia, con la práctica, la ética, la lógica…
¿Quien manipula a quien?                         
A diario me auto manipulo para autoconvencerme de que lo que pienso, hago y digo, es lo correcto. Pero, ¿y si no fuese así? no creo haber sido víctima nunca de manipulación por parte de alguien. Mis ideas son claras y concisas, aunque luego pienso, que el que me habla de ideas diferentes a las mias, tambien lo tendrá claro y conciso. De ahí el saber dialogar y poder compartir distintos enfoques de la misma idea, conocer distintos pensamientos y evaluar distintas opiniones.
Una característica que define al adicto, entre otras, es la manipulación.
La adicción es la enfermedad del autoengaño, la negación, la autodestrucción.  
Los adictos en los periodos de consumo, llegamos a creernos nuestros propios embustes. El negar tener un problema es el clásico discurso del alcohólico.       “ Mañana lo dejo” mientras sostiene una copa en la barra de un bar. ¿Porque no ahora?, ¿Porque mañana?


Cuantas veces vendi mi alma al diablo por una copa.
Cuantas veces me arrepentí de haberlo hecho.
Compleja situación en la que sabes que pierdes todo y eres incapaz 
de mantener la abstinencia. 
“Necesito un trago para olvidar que estoy borracho”
“Necesito un trago para no recordar lo que pasó ayer” 
“Si me acordara de lo que pasó anoche, necesitaría otro trago para olvidar”
"Necesito un trago para ocultar que necesito un trago"




FOMENTANDO LA ESCRITURA



 Uno de mis talleres favoritos y donde más jugo se le puede sacar al cerebro, es el Taller de Escritura, quedé sorprendido de los avances obtenidos en pocos días. En una combinación estratégica entre sentimientos, lectura y escritura, se observan cambios significativos casi sin esfuerzo. 
A continuación, y siempre con la aprobación del autor, podéis valorar la importancia de esta actividad.







 Jose Luis M.                                                     Miércoles 9 de Octubre del 2019
Taller de Escritura.


Después de haberlo pasado tan mal, por parecer casi un vagabundo, me di cuenta, que no iba a ver mas verdad que enfrentarme a la realidad, el tiempo de consumo, el llegar todos los días a casa con el tóxico dentro de mi cuerpo, el ser sumiso con la familia, el no saludar ni contar los problemas que tenía, el verme adicto a mi tóxico con mis compañias pero a la vez solo, el gastar dinero en mi sustancia, el no contar mis problemas a nadie hasta caer en el pozo más oscuro de mi vida y no poder salir de allí sin ayuda alguna, nada más que la mía propia, el llorar, mis ausencias, mis vacíos, mis sudores fríos, mi depresión absoluta.
El tiempo de consumo que me restó seis años muy duros de soportar y que hoy en dia sigo con mi escudo protector.











EL ESPEJO DE UN ALCOHÓLICO


Lo bueno de hacerse viejo es que no tienes que preocuparte de morir joven.
"Doctor Sueño" (2014)
Stephen King


Que mala costumbre la mía de mirarme al espejo cada mañana.
A pesar de conocer mi rostro, mi pelo, mis ojeras, cada mañana es la misma rutina, valorar mi aspecto.  Al final de nada sirve, el tiempo para uno mismo pasa inadvertido, no noto cambios de un dia para otro. 


 
Cada mañana hablo un rato con el tipo que me mira al otro lado del espejo y le pregunto por su estado de ánimo, según me diga, así saldré yo de casa.
El tipo en cuestión, suele levantarse algo torpe, con la mirada desconcertada, saca su lengua para comprobar que sigue igual de blanca y agrietada que ayer, comprueba con un chasquido al paladar su pegajosa sequedad que le pide a gritos un cambio rápido. Por un lado le animo a que lo haga, por otro, se de ciencia cierta que eso no ocurrirá. Mira de reojo el estante junto al espejo donde sabe que se encuentra el elixir de enjuague bucal y lo mantiene en sus manos temblorosas. 
Derrama el líquido por su garganta mientras va notando su paz interior. 
En el segundo trago ya es capaz de limpiar sus lágrimas.
En el tercero ya se siente capaz de afrontar el día.
Me vuelve a mirar y me pide perdón, me jura y perjura que sera la ultima vez, que mañana pondrá solución a su problema. 
Mientras, hoy, buscará cualquier excusa para beber.
Hace días que se agotó el elixir, no tiene recursos para reponer lo gastado, el siguiente en agotar será el alcohol etílico, rebajado con algo de agua, no le quema la laringe y su efecto es inmediato. Cada mañana su cara empeora, cada mañana me pide perdón y me repite su intención de acabar con este sinvivir. Más pronto que tarde, terminará su problema, dejará de sufrir, dejara de venir a verme al espejo. Beber acabara con su locura, acabará con su vida.  
 amc







    











 


martes, 1 de octubre de 2019

CAMINO A LA CORDURA IX


CAMINO A LA CORDURA IX

Aquí estoy, 

esperando el Otoño tal como esperé al verano, 
tal como esperaré al invierno.
Me quedo esperando, es lo suyo.
No por desearlo llegará antes,
no por recordarlo volverá.
Me quedo, aquí, esperando.



los Riesgos del exceso

En ocasiones, escapamos ilesos de los tropiezos ocasionados por una mala gestión que, aun a sabiendas de que no es la elección correcta, saltamos al vacío, muchas veces arriesgando todo el trabajo de años.
 L0 peor de todo, es esa parte de confianza que nos da el impulso a seguir arriesgando, pensando que siempre saldremos ilesos.
El tiempo todo lo cura, con el tiempo todo se queda en olvido, enterramos el pasado y volvemos a las viejas costumbres, retomamos malos hábitos que ya, de no usarlos, los echamos de menos.
Despacio, sigiloso, sin darnos cuenta, estamos de nuevo atrapados en nuestro pasado, no nos conformamos con el recuerdo, ansiamos revivirlo, ansiamos el sufrimiento.




Visita a la comunidad religiosa. 07/16


Reina la armonía entre las personas que componen la comunidad.
El único requisito para ser aceptado entre los muchos integrantes y lo único que les une es su fe en dios.
Cada cual tiene asignada su tarea, que realiza con el mayor esmero y satisfacción a cambio de una cama y un plato de comida.
La educación y el respeto se palpa en cada centímetro de la finca.
Casi autosuficientes, sientes la libertad de no depender de nadie, cada cual depende de uno mismo y cada cual aporta su granito de arena a la comunidad.
El depender de uno mismo, es lo que te ayuda a creer en ti, conocer tus límites, límites que se vuelven ilimitables, crece la autoestima y terminas conociendo el sentido de la vida.
Es algo de sentido común, cada uno aporta lo que tiene, sabiduría, fuerza, destreza, conocimiento, al fin y al cabo, unidad de grupo, de esta manera se vuelven imparables, en pleno desarrollo de conocimiento, uno aprende de todos, todos aprenden de uno, todos aprenden de todos.
Factor importante, la humildad, nadie es más que nadie, el ingeniero no podría poner en marcha sus proyectos sin un buen mecánico.
Todo tiene el mismo valor, el que cultiva, dará de comer al mecánico, como al ingeniero que ha su vez pondrán a su servicio mejores herramientas para el arado.  Ante todo, por pequeño que parezca tu trabajo, sigue siendo una pieza clave para la comunidad. Creer en lo que estás haciendo, es amarte a ti mismo, saber que eres parte valiosa de la cadena.         
Amarse a uno mismo es el inicio de un idilio que durará toda la vida.
amc


Como ya dije en una ocasión, compartiré con vosotros, mis lectores, escritos que me envía con regularidad mi buen amigo, porque aunque  digamos que en un proceso de recuperación no se viene a hacer amigos, es inevitable crear lazos entre pacientes y profesionales. Más aún cuando te escriben agradeciendo el cariño recibido y narrando lo positivo del cambio que ha supuesto su paso por la unidad. 
En este caso, me lo mandó a las puertas de cumplir un año en abstinencia, espero disfruteis y emocioneis como lo hice yo en su dia, volver a editarlo me ha vuelto a emocionar.  
Gracias Fernando.


Un año en recuperación. El comienzo de una vida sin cadenas. 

Un 12 de Octubre hace 365 días emprendí el mejor viaje de mi vida. No iba a un Spa, ni a una isla paradisíaca, ni tan siquiera se trataba de una excursión, un camping o una agradable estancia en una casa rural alejada de la civilización; hubiera estado bien, pero no era lo que yo necesitaba. Este destino era muy diferente a todo lo explorado tiempo atrás. 
Llevaba dos maletas con equipaje. En la primera, los atuendos físicos y materiales, ropa, aseo y algo de literatura. La segunda, la intangible y la más importante, estaba llena de indumentaria vital para la supervivencia en esta aventura: esperanza, valentía, compromiso, amor, coraje y temor, mucho miedo. 
Hablemos del miedo como algo positivo en este caso. El ser humano necesita experimentar miedo para lograr sobrevivir, hacia lo desconocido, miedo a fracasar, pánico a no encajar y auténtico terror en mi caso a no conseguir cumplir los objetivos previstos del viaje y perder para siempre el billete de regreso a casa. 
Porque sin este miedo caeremos sin remedio en el engaño de nuestra enfermedad, esa confianza irreal en nosotros mismos que casi nos hace perderlo todo, esa falsa sensación de creer controlar el mundo desde nuestra pequeña burbuja anestesiada. Esto se acabó. 
El único pasaporte que necesitaba para cruzar la frontera de mis ideas irracionales era la aceptación, asumir que había tocado fondo, desnudarme por completo y hacerme pequeño, volver a ser como un bebé que empieza a contemplar cómo se mueve el mundo a su alrededor. Este fue el viaje del aprendizaje del alma, del reencuentro con mi mejor versión, la que aún no conocía y a día de hoy sigo conociendo, la que tan feliz me va a hacer y tanto amor y cariño me va a ayudar a compartir. 
No fue nada ameno el principio del viaje, lleno de turbulencias psicológicas para empezar, con escalas frustrantes e interminables.
Por primera vez me dijeron desde arriba como tenía que organizarme cuando aterricé, como confeccionar los horarios de trabajo, ellos controlaban también mi sueño e incluso la hora de despertarme, me penalizan si no llegaba a mi hora a las reuniones, y algo insólito, me hicieron renunciar a casi todo lo que me gustaba, y lo que es aún más raro, sustituirlo por cosas que nunca hice antes y que parecían muy pero que muy aburridas pero que a día de hoy disfruto como nunca en mis días. 
El hotel era de lo más insólito, ni restaurante, ni servicio de habitaciones, ni de lavandería, tan solo una despensa con alimentos, lavadora y herramientas para subsistir. Y por primera vez en mi vida vi que los que regentaban el hotel te vigilaban continuamente y te obligaban a ir al gimnasio y a mantener tu propia higiene, día a día, trabajo físico, mental, tareas del hogar y vuelta a empezar. 
Sin darme cuenta había añadido en la maleta intangible la perseverancia, la disciplina y la conciencia de enfermedad. 
Más adelante también hubo espacio para la sinceridad y la honestidad, aunque tuve que sacar de la maleta la manipulación y la mentira. También me hicieron tirar a la basura el miedo y cambiarlo por el respeto, saque también la impulsividad y la sustituí por la paciencia y la coherencia. 
Por fin llegó el momento de emprender la segunda parte de este maravilloso viaje, con mucho trabajo conseguí mi billete de regreso esta vez en el tren de la felicidad, de vagón en vagón a cada cual más lleno de luz y color, con toda la indumentaria necesaria también me otorgaron una valiosa guía para poder vivir bien con mis nuevas herramientas, me dijeron que tenía que trabajar duro para conseguir añadir la constancia al equipaje y a día de hoy sigo viajando con ilusión, con ahínco, con ganas de vivir y con este equipaje de mano infinito siempre conmigo, siempre abierto y dispuesto a llenar de alegrías, de sensaciones. De vida. 
Gracias de todo corazón a los que me acompañáis a diario en este viaje. En el viaje de la prosperidad.


Fernando Iñesta.
09/2018.



EL PODER DEL CARIÑO


Que pocas veces nos entendemos con palabras,
 que pocas veces nos equivocamos con la mirada.

Fueron días de absoluta  tranquilidad.
Días en los que el tiempo se contaba por segundos, por sensaciones, por sabiduría, 
tiempo en oro, tiempo en logros.
A la fresca de la mañana, cuando se hacen oír los primeros cantos de los pájaros que anuncian un día claro y soleado, con el calor que nos acompañará durante nuestra jornada de reflexión.
Se alarga el tiempo, sin darme cuenta, lo que estaba programado para unos pocos días de retiro, se convirtió en varias semanas, eso demuestra lo provechoso de sentirse querido, de compartir sentimientos y sinceridad.
Los paseos por la playa a primera hora de la mañana fueron continuos y lo más deseado del dia. Aprendí de mi padre muchas cosas de mi mismo que ignoraba, han tenido que pasar treinta años de infierno para llegar a este momento, momentos de charlas de padre a hijo, de conocer a mi verdadero padre. 
Fue algo irrepetible, un retiro padre e hijo en lo que compartimos todo.
Alegrías, miedos, vergüenzas, amor… 
Fue algo de primera necesidad, mi vida estaba en juego.
El, por supuesto, no tenía conocimiento alguno del significado de la palabra adicción, por mi parte, en aquel entonces, el único significado que le podía transmitir era mi imposibilidad de dejar de beber, él buscaba algún motivo pero lo unico que recibia era mi frustración de verme incomprendido y no poder darle la respuesta que busca, pues como él, la desconocía. 
En esas semanas, a pesar de no encontrar la respuesta a la pregunta, fueron días que necesitaba estar fuera de circulación, necesitaba un respiro y poner en orden mi vida.  Quién mejor que mi padre para acompañarme y hacerme reflexionar acerca de lo que estaba pasando con mi vida, ya que yo no era consciente de lo que pasaba, sumergido en mi mundo, ignoraba el sufrimiento que provocaba en mi entorno. 
Aun recuerdo sus historias de su niñez, las penurias que paso para salir adelante, lo mucho que tuvo que trabajar para que no nos faltara de nada en nuestra niñez, cuatro bocas que alimentar más la de mama.
Hoy dia seria un superhéroe, en aquella época era de lo más normal las familias numerosas. 
Allí comprendí muchas cosas que no entendía, cosas que desconocía por completo.  Jamas imagine el amor que tenia hacia mi. 
Uno de los motivos por lo que jamás me demostró su amor fue mamá, recta como una tabla que nunca habría consentido que sus hijos fuesen amariconados  entre mimos y abrazos.
Tampoco recibí los besos y abrazos que mis compañeros de colegio recibían de sus madres, para ella lo importante era mantener la casa como los chorros del oro para la envidia de las vecinas, ser la esposa ejemplo del barrio, se olvidó de ser madre, se olvido de mi y arrastró a papá al mismo comportamiento. Ausentes, tan ausentes que se olvidaron de mí y de mi educación.
Quizá esté buscando respuestas donde no las hay, no se si este fué el motivo por el que me encuentro hoy aquí, escribiendo, olvidando, renaciendo, removiendo, sincerando el corazón.    Si es asi, gracias mamá, gracias papá. 
amc   
   
Si oyes voces,  quiero escucharlas, quiero saber que te dicen, quiero saber si te dicen lo mismo que a mi, si es así, deja que te hable, deja que te llene de sabiduria, solo escuchale. Es un dón.
amc