domingo, 3 de marzo de 2024

FEDE

 


¿Dónde está Fede?

Para unos pocos, Fede será eterno, para la mayoría es solo un mito, un cuento chino creado para subir la autoestima de aquellos que no ven salida a su problema, un ejemplo de supervivencia y resiliencia que se desvanece con el tiempo. Fede existe, siempre fue un anciano, y razón no les falta. Pero no por ello, su espíritu siempre estuvo por encima del bien y del mal. 

Parece que solucionando su mayor problema, tenía la vida resuelta, nada más lejos. Cuando sales de un problema entras en otro, quizá ese sea el sentido de la vida, salir de problema en problema y batallar con las inclemencias que te trae el día a día de la vida, de esta preciada vida. Cuando crees que llegaste a la cima de la cordura, divisas en el horizonte picos más altos a los que subir. 

Todo en la vida tiene un desgaste. Es irremediable, con el uso todo va llegando a su fin. Fricción tras fricción, un contínuo movimiento, como una fábrica de fundición donde moldean acero para convertirlo en recambios originales de Ford. 

Esa misma fábrica, fabrica sus propias piezas previstas a sustituir cuando estas tienen holgura y mueren, son sustituidas por unas hechas a su semejanza y van directamente a la basura donde serán recicladas y sacar un nuevo artículo que saldrá a la venta en cualquier establecimiento. 

¿Crees en la reencarnación?

Miles y miles de productos son reciclados y se convierten en un nuevo artículo. Reencarnación. 

“Lo que hoy es problema, mañana puede ser la solución”

“Lo que hoy puede ser muerte, mañana puede ser vida”


amc



MIRADAS


He vuelto a ver esa mirada.

No hay mejor diagnóstico que la mirada, una mirada inocente, limpia, dolida. Esa mirada que pide ayuda a gritos, esa mirada de “Me entiendes, te entiendo” Mirada que se compenetra con la mía al instante. Mirada de socorro desesperado. El resto viene solo, no hace falta palabras, simplemente un agarrón de manos y el simple susurro de “Tranquila, no estás sola” Es terminar la frase mágica y romper a llorar, un lloro de desahogo descarnado que nos lleva inevitablemente al abrazo, un intenso abrazo que tarda una eternidad en aflojar la presión pasando al abrazo cálido de comprensión y cariño. 

He vuelto a ver esa mirada de desesperanza,  el primer paso ya está dado, ya no hay vuelta atrás, la decisión más importante ya está tomada. 

La crueldad de esta enfermedad hace llegar al límite de las personas y cuando llega ese límite, te das cuenta que tienes que enfrentarte al problema. Es aquí donde empieza el cambio, es aquí donde comienza el espectáculo, el espectáculo de la vida.

He vuelto a ver esa mirada de agradecimiento. 

Si algún día la ves, entenderás lo que digo y no la olvidarás jamás.


amc


¿Y ahora?

Llega un punto en nuestro tratamiento (vida) en el que, por más que nos esforzamos, no encontramos el siguiente peldaño.  Vemos pasar el tiempo y creemos que no avanzamos, que ya hicimos todo lo que debíamos hacer, “Se acabó, se acabaron los recursos, ya hice todo lo que tenía que hacer, ¿Y ahora? Hablé de mi infancia, desastrosa por cierto, hablè de mis conquistas amorosas, todas ellas fracasos, hable de mi familia, no sé si sirvió para algo, hablé de mi trabajo, ese que tuve renunciar, de mi suegra, incluso de mi perro, de mi barrio, de mi primo el yonki, de mis amigos de la mili, de mi amante, si, de mi amante, sobre todo de ella, de esa puñetera amante que siempre me quedan cosas por contar, siempre me vienen recuerdos tanto buenos como malos de ella.

Esa irrespetuosa que entró en mi vida y me enamoró hasta la locura, esa con la que tanto tiempo pasé. Incluso, la llevaba conmigo cuando nos íbamos de vacaciones, me escapaba cuando tenía oportunidad de verla, con un ratito me conformaba, pero tenía que verla, así de fuerte era el amor entre nosotros. Nos veíamos a escondidas, sin que nadie nos viera, como dos adolescentes que temen ser descubiertos y se les prohíba su relación, con ese miedo a ser descubiertos. Ahora pienso si hablé de ella lo suficiente, todavía tengo recuerdos de ella muy a flor de piel. Todavía la añoro, la siento parte de mi, a pesar del daño que me hizo, todavía hay algo de ella que me hace perder la cabeza. Quizá no hable suficiente de mi amante, de ese amor que entró en vida y lo hizo para quedarse. Quizá no me despedí de ella de la manera adecuada, quizá no cerré mi corazón lo suficiente y sea por eso por lo que me viene a la memoria. Tendré que hablar más de ella, de mi amante perfecta, la que sabía perfectamente lo que necesitaba y me lo daba sin impedimentos, la que no me abandonó nunca a pesar de los reproches que la hice en muchas ocasiones, a pesar de culparla de mis desdichas cuando en realidad el culpable era yo, ese amor odio que me llevó a la locura. Tendré que seguir hablando de ella, y tendré que hacerlo durante toda mi vida. 

amc



AQUÍ Y AHORA

    Me gusta, no me gusta. Lo quiero, no lo quiero. 
A menudo andamos buscando la felicidad en nuestra vida, estabilidad, tranquilidad, Paz, cuando en realidad la felicidad es un instante, tan solo un momento que pasa tan deprisa que no lo apreciamos. 
Me hago a menudo ese trabajo personal de "Lo que tengo y lo que no tengo"  Me repito muchas veces que las cosas que deseo realmente no tienen valor, nosotros se lo damos. He dejado de buscar, me he dado cuenta que la felicidad es un simple estado de ánimo, y tener un buen estado de ánimo depende de nosotros mismos. Fuera no voy a encontrar nada que me haga feliz, todo está en mi interior. 

¿Te acuerdas? ¿Te acuerdas de aquel día que me dijiste "Aquí estoy"?
Me has acompañado toda mi vida, me di cuenta de que estabas ahí antes de que me lo dijeras, noté tu presencia al nacer, tu calor, supe que no me dejarías nunca. 
Aún recuerdo el día que te puse un nombre, fue idea de Susana, que gran profesional, nunca olvidaré a Susana. Fue ella la que sugirió que cuando hablas con alguien, es imprescindible saber su nombre, saber a quién te diriges cuando hablas, más aún cuando hablas con él continuamente. 

"¿Como vas a confiar en alguien que tan siquiera sabes su nombre?" 
Me dijo Susana con aquella voz aterciopelada, con aquella personalidad arrolladora. Sin duda fue algo que me dejó marcado, no pensaba que era tan importante ese detalle pero, a raíz de ponerle nombre, nuestra comunicación fue más fluida y asertiva, empecé a confiar en él pero siempre con límites, no siempre es buen consejero pero al menos se puede discutir con él.
    Con el tiempo, la relación entre Fede y yo se consolidó de tal manera que se podría decir que era mi mejor amigo, mi consejero, mi alma. 
    Así lo llamé, Fede.
Ya no discutimos sobre el pasado, aquello quedó en olvido, ahora solo nos ocupa el aquí y el ahora. 

 

 




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